Te amo sencillamente
en las mañanas de ese mate largo
que nos permite un beso de ida y vuelta,
una mirada austera
una mirada cierta.
Te amo en el esfuerzo cotidiano
de no quedarte nunca llorando pequeñeces,
de prevenir espacios,
de enamorarme siempre;
y de barrer las sombras de mil vicisitudes
que me agobian a diario.
Te amo en la caricia simple y llana
que humedece mi rostro cuando lavas los platos
y te encontras a gusto,
¡feliz!,
¡feliz y con vos misma!
alegre y sin prejuicios;
orgullosa mujer que ejerce el rol de esposa
y de mamá tan plena.
Te amo porque siento
igual que el primer día, que el corazón me estalla,
cuando te tengo toda.
Toda para mi,
preciosa companía,
¡mujer!,
mujer que me arrebata
las lágrimas mas bellas de un infinito amor
que todo me contagia.
Te amo en los instantes sublimes de la vida
donde no se festeja nada
y yo estoy celebrando
que Dios me haya premiado,
contigo,
aqui,
aquí a mi lado.