Mientras la sutil brisa
de la mañana
mi rostro maquillaba
pues un té yo me tomaba
y mis manos las tenía heladas.
Comprendí que ese día
algo nuevo me traía.
No sabía que sería
pero así lo presentía.
Se me ocurrió mirar al cielo
porque el y yo nos entendemos,
tratando de descifrar,
mi alegría al despertar.
Por todas partes busqué
y al cielo volví a mirar,
sin aún encontrar
el sentido de mi despertar.
Unos minutos pasaron
y un resplandor
iluminó mi cara
y pensé que ese era
mi regalo
de esa linda mañana.
Salí a caminar un poco
y en el parque me encontré,
a ese viejo amigo,
al que en silencio yo amé.
Enseguida tomó mi mano
tembloso y asustado,
la puso en su pecho
y me dijo que
yo era su amor
más esperado
porque se lo dijo
el resplandor.
EVOLA. RL
RD
8/3/2020 RD