YO CLAUDIO

JUNTO A UN RÍO, LLORA UN SAUCE.

 

Un sauce solitario que llora,

en medio de un bosque solitario,

un río pequeño y solitario que le baña

los pies día y noche sin sentir el

cansancio de correr por las llanuras,

llevando toda clase de rocas y arbustos,

limpiando todo a su paso.

 

El sauce llorón y solitario como le llaman,

todos los enamorados que le visitan,

y dejan sus marcas de amor grabadas,

por siempre y por siempre.

 

El río que le acompaña se detiene a su paso,

y llora junto al sauce consolándose el uno con el otro,

y se abrasan las lágrimas del viejo sauce y las del río,

que se dejan caer al cause para dejarse llevar,

aguas abajo llegando a los brazos del mar,

que les consuela tiernamente 

para luego ser dejadas a las orillas y ser confundidas,

con la arena blanca que adornan las playas donde,

se escuchara el llanto de cada grabado que dejaron,

los enamorados en algún pasaje de su vida.

 

Los pájaros que bajan a beber de sus aguas

se divierten en su orilla empolvándose para luego

meterse a las aguas y bañarse limpiando sus plumas

y alzar el vuelo para secarse e ir limpios tras la futura

novia que abran de conquistar y procrear su propia familia

que les da la vida mientras viven o están de paso

por esta tierra que se les a prestado y gozado

por nuestro Dios y que los dejo deambular por

estos eternos paisajes que son la dicha para

nuestros ojos y el disfrute de cada día.

 

Por las noches se siente la bajada del río,

el silencio del campo, con el silencio del bosque

se concentra en mis oído y la lectura se me

hace mas fácil y mas amena y me sabe a

un buen gusto, como si me estuviera bebiendo

un buen jugo de manzana en un día de calor

como fue el de hoy estando en mí descanso

o en mis vacaciones de otoño disfrutando

de este paseo aquí en las afuera de la ciudad.

 

Hermoso amanecer, que lindo día,

un sol que entra por mi ventana

como me saluda con un beso

en la mejilla y me regalara una sonrisa

e invitando a salir y caminar por la orilla del río

y disfrutar de un otoño donde las hojas de los

árboles comienzan a caer y a alfombrar los campos

con sus hojas secas de colores oscuros y claros

y de varios colores que se notan en el pasto verde

que les da un fondo especial para luego

esperar la venida de la lluvia y tener ese sabor

que nos ofrece la naturaleza en un bonito día de campo.

 

El río sigue, el bosque con su belleza y su perfume

incluido le dan ese sabor a humedad y al encanto

de tener ese miedo que te muestra por sus animales

que en alguna parte de sus escondites nos miran

con mucho cuidado para decirnos que este lugar

es su territorio y es de mucho cuidado, por si alguien

no lo sabe y se le haya olvidado.

 

No sigas mi hermana con ese canto

que ensordeces mis oídos y en mi mente  

se confunden las palabras y se ven enredadas

como si estuvieran en un balay de culebras

amándose unas otras y procrear para engrandecer

la familia y luego esparcirse por los campos

bajo los últimos rayos de sol de otoño y recibir el calor

que les dará la fuerza y estar preparada para dormir

y descansar en el invierno que se a vecina.

 

El tiempo ha cambiado y sigue cambiando

la tierra se esta secando por falta de agua

el estero o el pequeño caudal que baja desde

los cerros se esta secando, es poca el agua que

le acompaña las piedras que están a su paso

se divisan a lo lejos dejándose se ver entre ellas

como si estuvieran desnudas entre las faldas de los cerros

y las sombras de los árboles cubren un poco

de sus cuerpos para no mostrar el dolor que nos

aqueja y ver que en un futuro muy cercano nos quedaremos

sin un caudal y sin el sauce que gustaba del baño

de cada día cuando el río bañaba su píes y dábale

la vida y la alegría de recibir a todo los enamorado

que dejaban un beso grabado y sus promesas de amor

que era el alimento de cada día.