¿Cuándo te convertiste en la bella mujer que hoy eres?
De pequeño en mis sueños, penetrabas sin permiso,
socavabas mi alma y me inundabas de ti.
Hoy te extraño, te imagino sonriente y feliz.
No solo por ser mi madre, o la madre de mis hijos,
También con amores mundanos y su algarabía,
acumulando en mi corazón tanta experiencia y su propia paz..
La paz de saber que tanta cicatrices serían por amor.
Éste aprendizaje me enseña,
¡cuanto valió la pena vivir!
Un corazón rodeado de pozos de sangre negra
que jamás desaparecieron con otros amores,
siendo tan singulares y poca piel,
y cada cicatriz con su huella,
cada brillante espíritu y su propia luz,
y cada flor dependiendo de su amor
con su peculiar aroma,
que endulza mis recuerdos con tanto silencio.
Cada mujer que se animó a amar
inunda mis recuerdos de paz,
aunque al final solo el de ella
me haya quedado como un sueño.
Nunca será tiempo perdido.
Ella fue mi mujer,
ella merece mi cariño, respeto
y un eterno amor….
José Luis Vega.