Soy la tormenta, el dolor y el miedo; soy tu pesadilla y tu locura; quisiera darte paraisos, con amor y con ternura.
Soy tu agonía, tu desastre, tú asco y lejanía, soy tu vergüenza y tu falsedad; quisiera amarte, y darte todo lo que tu no me das.
Soy tus lágrimas y tristezas, tu queja y lo que repudias; a veces quisiera besarte y matarme si lo necesitas.
El llanto de mi angustia es un veneno, me desnudo y me desvelo en el alma rota y ahí me quedo por otra oportunidad.
Somos la perfecta fragancia, y aunque estemos distantes, unirnos de nuevo, aunque nos cansemos ahora del aroma de amar.