Me gusta,
apreciar las noches de manera distinta,
a compartir el silencio con el gigante pacífico,
y que a su vez,
me susurre poemas al oído con el reventar de sus olas,
a sentir con pasión los granos de café,
y que a su vez,
se conviertan para mí en una droga psicoactiva,
me gusta notar la nobleza y el desinterés que tienen hacia nosotros los animales,
notar su paciencia, ante el nivel de nuestro estado de consciencia.
Me gusta sonreír conmigo mismo,
y a su vez,
dejarme de lado,
dejar de lado mi yo,
y a dominar profundamente mi ego,
me gusta también,
valorar el arte de la coordinación de sonidos y silencios,
a la cual llamamos música,
Me gusta.