Cosechando las dudas y los juicios
no germinará la palabra
uno no nace escritor
pule fuerte el interior
palpando cada vestigio.
Observando una luna agorera
vibrando el corazón y su simiente
bajando los peldaños uno a uno
sangrando a veces tristemente
por vivir la nieve ajena.
Y el frío de las proezas de los egos
oscurecieron dos luceros
con el presagio del calor aliviador
y la magia que sostienen los proverbios
en los versos de un fuego abrasador
derritiendo todos los miedos.