h.r. ales

Última carta de Vanessa (no estoy huyendo)

 

 

(Advertencia, para esta última carta se requiere leer los 3 relatos precedentes a este)  

 

Tercera carta de Vanessa 

NO ESTOY HUYENDO 

 

«Evolucionar: Dicho de un organismo o de otra cosa:

Desenvolverse o desarrollarse, pasando de un estado a otro.

 / Mudar de actitud, de conducta o de propósito».

 Real Academia Española.

 

 

Un día me dijiste:

«El que te desvirga, a veces,

es el primero que te rompe...,

y si de él te enamoras,

es el primero que te tatúas por debajo de la piel;

ahí, rozando la sangre,

luego quemando los huesos,

y luego, en tu mente,

un inquilino de mierda que te fastidia.

Si pasa eso,

huye,

corre sin mirar atrás.

Huye».

 

Aquel día tenías razón, excepto en algo,

pero antes de hablarte de ese algo,

quiero decirte lo que fui —Pasado,

que te quede claro,

con P de Putrefacción—.

 

Fui tu segunda opción,

como el que se masturba por ausencia

o remplaza el agua por saliva en la comida.

  

Fui tu plan de contingencia

cuando había desierto en tus labios,

y cuando perdías tu pincel

te prestaba mis pestañas

para pintar cuadros

que nunca se colgaron en mi casa.

 

Y ya me cansé.

Y creo que ya lo sospechabas.

 

 

Me cansé de ahorrar mis sábados y domingos

para invertirlos en tus miércoles de mierda.

 

Me cansé de esperar en mi ventana

a que llegaras con un poco de sol en tus manos. 

 

Me cansé de asesinar tus noches monótonas en la cama

—y es que te complací tanto,

que no llegué a reconocer mis espacios

de tantos vacíos que te llené—. 

 

Me cansé,

estoy segura que tú lo sospechabas,

tan segura como sé

que estás sorprendido de ver mi casa vacía.   

 

Te explicaré:

de tanto adiós,

de tanto volver,

de tanto tragarme tus decisiones,

de tanto seguir tu absurdo camino,

de tanto y tanto: comprendí lo predecible que soy.

Pero hoy —Presente, que te quede claro,

con P de Perpetuo—,

hoy decidí ser impredecible,

por eso me mudé.

Por eso el deshabito en esta casa.

 

Y tú un día me dijiste:

«Detenerse o retroceder para reconstruir no es perder»

en esta frase sí tienes razón,

pero en la otra, en la primera

—donde dije: excepto en algo—,

te explicaré

de la forma

más simple:

 

no estoy huyendo,

estoy

evolucionando.

 

h.r. ales

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