Elevándose mi alma
a las Alturas
me vacío de mí
-hoja del árbol
sin tiempo-,
aire de brisa
divina en mi celda entro,
gozo sublime
se entra a mi pecho,
llénase el alma
-deleitoso contento-,
olores del Huerto me llegan...,
una fontana
mi sed de tierra apaga.
Oh Ventura Dichosa
de llagas
que curan...
Oh Paraíso
-tal Hermosura, que me quema:
ya no soy yo-.
En lecho florecido
ya no soy yo -en soledad era-.
No me exilies más a la tierra,
Dios de mi existencia.
No me exilies del Cielo
-cuán pobre
la tierra-.
Contigo yo en ti vivo
-rosas me aroman de tu Aliento,
Amado mío-,
la cárcel de la tierra
dolor fiero me da.
¿No es gozarte muriendo ya?
(Salvador)