jorge enrique mantilla

El árbol del ahorcado

El árbol del ahorcado

“alma negra”

 

Una noche de luna llena, esplendorosa del firmamento y del cielo, despejada

Marchaba raudo “malacara”, pensando en su recordada amada

Surcando aquellos caminos solitarios de alaridos y miradas escuchadas

A la choza humectante, donde lo esperaba su querida de amores deseada

 

Bajaba entre piedras, por el desfiladero hacia la quebrada de los espantos

Cansado y sudoroso, pasó el puente colgante de alaridos, miedos y llantos

Se acordó de aquellas noches de borrachera cuando atravesaba los camposantos

Subió presuroso hacia la llanura, donde lo esperaba el arrabal de sus quebrantos

 

Los rayos de la luna iluminaban a lo lejos, la majestuosidad del árbol y su negrura

Con su sombra magnolia de monte, de cuentos escabrosos de aventura

Se tejían leyendas de sus manchas oscuras, de duendes que azotaban su armadura

Sus flores blancas expedían aromas de frutos rojos, monumentales de su hermosura

 

“malacara” caminaba en la noche, por el camino que lo llevaba al árbol del ahorcado

Recordaba cómo se enamoró de su guaricha, en la cantina de pasiones deseado

Se prometieron amores y juiciosa por aquellos raudales, su nido de sueños esperados

Eran felices corriendo por aquellas planicies y llanuras, de gritos de alegría escuchados

 

Una brisa fría empezó a soplar y “alma negra” se estremecía bruscamente

Un halo de misterio rodeaba la estancia de un silencio claro y evidente

Una nube oscura se posó sobre la magnolia de monte, fugaz y ligeramente

Acechaba la muerte, arrastrando escalofríos de estruendos de los inocentes

 

“malacara” empezó a escuchar quejidos y gritos de personas agonizantes

Se acercó bajo la sombra y vio el espanto de la “viuda negra” de alaridos inquietantes

Una carcajada de ultratumba le crispó los pelos de olores irritantes y repugnantes

Y allí colgada con su vestido de novia estaba su querida novia y amante

 

Se arrodilló frente a su querida, pidiendo perdón por la tardanza de caminante

La “viuda negra” se le abalanzó y con lazo al cuello, lo torturaba con gritos amenazantes

Lo ahorcó y allí “malacara” y su amante, colgados se abrazaron con gemidos desesperantes

En el árbol del ahorcado terminaron para siempre los amores furtivos y agonizantes

La venganza de la “viuda negra” por haber sacado de la cantina y bohemia a los amantes

El amor y los tizones humectantes, en la choza quedaron esperando los idilios apasionantes

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga marzo 10-2020