Aquí en el pueblo nos reunimos temprano en un puesto de masa azul.
Había rosas en una cubeta y un mantel blanco.
El día estaba fresco y gris, tal como me gusta.
El café desabrido pero cálido.
Mi quesadilla de pollo tenía un buen sabor y ligero picor.
De un vistazo me di cuenta que un familiar también desayunaba del otro lado.
Las señoras amables y un anciano pensando aún en casarse de pronto.
Hasta en los días más miserables es bueno reír de las ocurrencias de la gente.