Mirad cómo ha de ser, que se contrae,
como una enfermedad, el matrimonio,
mas, pese a ser invento del demonio,
la gente no por eso se retrae.
Creyendo algunos el amor eterno,
temprano, más que tarde, sin pereza,
liándose la manta a la cabeza,
caerán en esa trampa del averno.
Velando algunos por su economía,
consiguen mejorar su patrimonio
por nexo con solvente compañía.
A veces no resulta este consorcio:
se dice, con razón, que el matrimonio
la causa principal es del divorcio.
Xabier Abando, 15/02/2017