Se que devolveré al cielo
sus amores permitidos y sus lastimosas derrotas.
Fueron nacimientos, milagros y extraordinarios,
mis hijos,
uno tan exteriorizante y el otro tan audaz,
ambos tan libres y tan amados mas que la vida misma.
Qué se supone debería hacer con el amor a su madre
con el abrazo diario los besos reparadores y el sexo,
su taciturno y agotador día de trabajo y el amor a sus hijos?
creyendo que la vida no se acabaría nunca, y el amanecer
que nos sorprendiera con su tenue llovizna, que nos haga pensar;
que hacer éste día?
Porqué fue tan difícil retener en mis brazos,
con su reparador silencio a los gritos de la vida,
con el ruido molesto del vidrio refregado de su sequía asoleada?
Si nunca saliera yo de mi interior
para mostrar al mundo de que soy capaz,
¿cómo habría de valorar mi valentía
cuando el amor a mis entrañas,
requerían de cuidados,
también a vos que juntos, fueran mi razón de vivir?
Comenzar….!
¿Qué sería comenzar desde la nada misma?
Lléname de olvido
que el eco de mis recuerdos
me renovará en primavera
después de cada frío invierno
hasta que la tierra me lleve entre sus fauces?
José Luis Vega