Estrella de mi horizonte azulada
que aun me cantas y arrullas,
acariciándome el alma
y haciendo de mis alboradas,
las más dulces madrugadas,
y a mi espíritu enterneces
con lo sutil de tus palabras
más aromatizas mi vida,
cual flor única y madurada.
Eres mi cálida y mi hermosa Ma;
mi alegría diaria sin par,
eres respeto, benevolencia,
energía de nunca acabar,
mi sol tibio de media noche
mi empuje, mi fuerza espiritual
mi canto del sinsonte y el jilguero,
la mirada que siempre me levantará;
eres eternamente delicada y hermosa
la brisa y la alegría que esparcirá
todas mis hondas tristezas,
y que mis lágrimas secará.
Gracias, eternas gracias Ma
me diste todo de ti
me das aun más,
haciéndome una mujer
llena de amor y paz.
Gracias, eternas gracias Ma
eres mi fe, mi eternidad.
Yamila.