Y es así. De ridículo, de imparable.
Te ves y no observas nada bueno, tan solo ves un montículo de pura mierda sostenida por huesos embarrados de esa misma mierda.
Buscas a alguien y no encuentras más que silencio, soledad y pocas ganas de seguir.
Te das cuenta cuán miserable eres al llegar a tu casa en la noche, servirte una copa con vino, e irte a tratar de dormir.
Y lo peor está al despertar, cuando encuentras ese olor pútrido de soledad, ese silencio que hay a tu costado cuando nadie te llega a amar.
Y es así, así de cansado, así de jodido.
Cuando por fin encuentras algo que te guste, algo que disfrutas y lo terminas arruinando. Cuando lo mejor que harás en el día será alimentar a un perro callejero, que tan solo te busca para sobrevivir.
Te das cuenta luego que eres un estorbo, que no sabes con quien ni en donde. Te das cuenta que has venido al mundo para aplaudir a los que triunfan, o quizá tan solo para robar oxígeno, para fracasar y nada más.
Y nuevamente te embriagas, te sientas en tu sillón a esperar que un mensaje te llegue, pero pierdes la noción del tiempo y no ha llegado nada más que una resaca.
Y vuelve a ser así, de esperado, así de previsto.
Cuando vuelves a levantarte de la cama, y al postrarte frente al espejo, sientes solo lástima, repulsión por el reflejo en el que te ves todo acabado, demolido, estúpido. Muerto en vida.
Tratas de sonreír, de cambiar de semblante y no puedes. Ni eso logras hacer bien.
Te vas de casa, con fe que camino a tu lugar de trabajo mueras. Quieres morir pero no tienes los huevos suficientes para hacerlo por tu propia cuenta. O quizá tienes miedo a que hasta en eso falles.
Vuelves a casa cansado, y sigues con el maldito licor.
Joder, ¡das puta pena! Piensas
Pero aún en tu asquerosa vida, no tratas de cambiar.
Sigues con el mal humor, sigues con el alcohol, sigues con mujeres y sigues solo y sin amor.
Y así es, y así será.
Tu vida está destina a ser patética, está destinada a no merecerla vivir.
Y cada vez que lo recuerdas, y ves que es verdad, solo te queda lamentarte por ser un estorbo de mierda.