Autorretrato de infancia.
La felicidad inunda el alma de la inocencia. la sonrisa era permanente, y la alegría una constante. En mi niñez todo eran ganas de bailar, jugar, cantar, gritar, correr, y explorar el mundo. Yo era el típico niño risueño que se distraía con todo. Siempre me quedaba mirando la estrellas por la noche, siempre me preguntaba que eran exactamente todos esos puntitos blancos que habitaban el cielo cuando el sol se despedía. Recuerdo las muchas veces que yo y mi papá nos quedábamos abrazados en silencio y escuchábamos como la lluvia impactaba en los tejados hasta hacernos dormir. recuerdo que ambos mirábamos por la ventana de la habitacion como las gotas se juntaban y caían lentamente por el cristal. la lluvia sin él jamás ha vuelto a ser la misma. Ahora cada impacto genera todo lo contrario a lo que generaba en ese entonces. En ese entonces cada rincón de mi alma estaba lleno de cariño y ganas de vivir, en ese entonces todo generaba en mí un gozo verdadero, En ese entonces todo era un aventura, todo era un descubrimiento... en ese entonces todo era muchísimo mejor.