otra vez rompe
la hora poniente
su sensatez vespertina
cristal de fuego
copo de luz
bajo el silencio
caigo desde tus ojos
desde la luz sin techo
caigo abrazo
sobre nido revuelto
subes a recogerme
antes que llegue al suelo
colchón de cuerpos
labios de premios
entre nosotros
sólo nosotros sabemos
la hora se va
dejándonos su moraleja
su final y su comienzo
guardados junto al sillón
donde encanece el tiempo
Eduardo A. Bello Martínez
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