Tengo turbación con el albur humano.
La calamidad, complace en la existencia
asesinando en vida tarde o temprano.
Voy con dudas al futuro sin esencia,
por la aniquilación que contemplo a diario
de la esperanza de vivir sin violencia;
del deseo del rescate planetario
donde la vida se yergue como palma,
alentando pasos a lo solidario.
Tengo la zozobra que constriñe el alma
por la destrucción de la naturaleza,
donde la ira se apodera de la calma
cuando veo que interesa la riqueza,
más que sufrimiento de la Pachamama
y con desdén provocando más pobreza,
sin importarles que la misma reclama
a gritos con indómitos cataclismos,
que se entorpezca proporcional cegama.
Tengo desasosiego contra el fascismo
con el pensamiento puesto en el presente,
cavilando el ávido que con cinismo,
a placer, sin escrúpulos, mata gente;
y que el pueblo no despierte de su sueño,
para dejar por sentado un precedente
de lucha libertaria con los empeños,
para salvar la humanidad de matanzas,
que provoca el imperio no siendo dueño.
Pero poco a poco recobro esperanzas
que me llenan de ilusión mis pensamientos;
que los caminos se surcan con labranza,
así como los pobres labran contentos.
Las semillas a su tiempo darán frutos,
surcando libres los pájaros el viento
con voces que germinando sus tributos,
cantarán vítores en cada batalla
llenando de amores fecundos macutos
y volando alegres sobre las murallas.