Diego Nicolás García Contreras

Una cómplice de la luna (EDITAR PARTE DOS Y COMPLETAR DAR COHERENCIA) (8)

El silex de la luna refleja; 
alguien lo vé aquí abajo.

Un diamante ilusiorio, parecía ser para todos.
Pensaron que era producto de su imaginación;
tal vez es normal ese llamativo brillo en la dentadura de la luna.


Mas ella estaba segura.
Veía brillar a una estrella lunar, no había duda.
Se conmovió llevando a todos sus mineros imaginarios en trineos de hielo a escarbar la luna.
Calculó la distancia soñando despierta, al borde de esa laguna de cristal.

Los astronautas demoraron solo cuatro días en alunizar- Pensó
delirando con la radioación, el frio, y el espacio exterior
mientras caletaba su paladar con el licor de un solo vaso durante toda la noche.

¿Lo habrán disfrutado? Viajeros bañándose en el almibar de sus constelaciones.
¿sintieron miedo? Risas estrepitosas en charcos de hilarancia.

Es necesario arriegarse al borde de la incertidumbre.

Cara al surlo.
Reconfortada en el seno de la naturaleza, donde aparecían pudús nadadores entre las piedras y las ramas.

Sola tras el vértigo que da la euforia,
mirando el despeñadero de sus alucinaciones tan vividas;
nuevamente todos se centraron en sus vasos plásticos, y la embriagadez de cada cuerpo, de cada sentimiento exacerbado y juvenil.
El el calor del fuego al rededor de la laguna.
Nadie pareció darle importancia a ese brillo irregular,
lo hicieron desaparecer, pero todos supimos que allí estaba.
Nosotros somos lectores, y si creemos en estas cosas fantasiosas.

¿Puedes imaginarlo? Un brillo cegador en la luna, gris como una caverna abierta de plata, al ostento de algunas uñas mojadas.
Un monton de brillante sal caminando sobre el mar sin prisa.

Algo trama la luna, parece que me observa- pensó ella.

Su nombre era Luna, y las tocayas eran complices de algo superior, un suceso paranormal que nadie predice.
Ahora nada más le importa, solo ese ese montón de polen de plata que parecía querer caerse de la luna cual escarcha congelada.

Patinando los lunáticos

ahora se frotó los ojos y la luna abrio los de ella,
ambas se percibieron en una mirada directa
ella sintió mucho miedo 
y corrió de la ronda
sus amigos se sorprendieron e intentaron tranquilizarla
la dulce esfera lunar ya no estaba tan preocupada, 
se veía decidida a esconder ese sospechoso brillo, 
al fin de cuenta, los humanos son muy interesados y podrían pesar en excavar sus tesoros,
la luna joven de la tierra estaba estupefacta
ahora la luna no solo tenía un brillo raro, sino dientes traviesos y ojos amarillos y negros
como era posible que solo ella lo viera,
intentó encender la prensa pero las aguas comenzaron a inquetarse,
ahora era complice de la luna
ella sabía que la luna ejercía influencia en las aguas asi que intentó calmarse, no quiso provocarla, o tal vez se dió cuenta de que no tenía nada que hacer en contra ni a favor de tan grande e imponente perla del cielo.

así volvíó al grupo, y mientras comía algo, todos los peces de la laguna empezaron a brillar, y a girar en círculo
ella se desmayó y cayó en un profundo sueño
en el sueño la luna le dijo:
amiga, tranquilízate, no te haré nada, soy la luna y he perdido un diente en la laguna, el brillo que vez es el espacio desnudo de mi superficie.
Disculpa las molestias, no sabía que existía un ser tan sensible que se percatara, vuelve y haz como que nada pasa, yo me encargaré de recuperarlo, si me haces ese favor te daré un hermoso regalo.

e inmediatamente despertó, todos sus amigo estaban sentados en la orilla contemplando el espectáculo acuatico de los peces brillantes, algunos tomando fotos, lanzando piedras y a su lado una amiga le dice: tranquila luna estas cosas pasan siempre.