¿Y qué ocurriría si después de ti en mí no queda nada?
¿Y qué ocurriría si tú te llevas lo que soy, lo que seré e incluso lo que alguna vez fui?
Quizá esté destruido tanto por fuera que por dentro, y no quiera ni ver el sol desvanecerse en esa línea infinita de tus ojos
¿Y qué ocurriría cuando tu cuerpo me brinde esa paz que un día llegué a necesitar y olvidé buscar?
Quizá un día despierte y te encuentre tan mía a mi costado, y quizá un día sabiendo que soy tuyo decida zafarme de todo deseo para tenerte más cerca de mí.
Y después de todo, aún seguiría preguntándome: ¿qué ocurriría?
¿Qué ocurriría si mañana no encuentro más que la necesidad de tu boca?
¿Que ocurriría si ya es así?
Quizá un día tu boca me muestre la necesidad de vivir para vivir en ella.
Quizá un día, tu boca busque la mía todo el día.
Y seguiría preguntando, preguntándote.
¿Qué ocurriría?
Si un día para otro llegaste y abarcaste todos los vacíos que había en mí.
Si un día te volviste un vicio, una agonía dulce, mi dulce agonía.
Si un día fuiste tuya siendo tan mía.
¿Y que ocurriría después?
De nosotros, de los dos.
¿Habrá pura muerte y sonrisas destruidas? ¿O habrá vida y lágrimas de alegría?
Quizá lo que venga después de nosotros es algo que no nos incumba.
Y el presente esté queriendo que nuestro quizá, se convierta en un para siempre.
Quizá el presente quiera que nos convirtamos en un “juntos para siempre”