Cuarenta estudios del amor y una canción desesperada
Un hombre en una noche
lluviosa y lobregosa,
estaba durmiendo,
pero dormía con el deseo de tener a
su amada.
Soñaba que estaba persiguiendo
a su amada:
A la mujer la perseguían los perros
del deseo,
pero la mujer no se detenía y seguía
con su correr.
Pero el hombre, sin poder
alcanzar a su amada y
él, sabía que tenía que
dejar ir a su amada.
El hombre desesperado
empezó a llorar, llorar
amargamente por la desdicha
y la crueldad de no tener
al amor de su vida.
La mujer mientras iba
corriendo sin cesar;
su corazón
le decía
que tenía que aceptar
a su amado:
el amor de su vida.
El sueño de la mujer
le llenó de nostalgia
al hombre triste.
En cambio, él anhelaba con
el momento de que,
al fin, pueda tener a su
amada.
Su corazón repicaba las caricias,
el nombre del amor de su vida,
y al hombre le salía cada vez,
al recordarla con una sonrisa,
acompañada con lágrimas.
Él deseaba, deseaba
tenerla,
pero
no deseaba
tenerla
todavía.
Pero cuando él despertó de
su sueño, y sin saberlo
y sin desearlo,
la mujer estaba a lado del
hombre.
Él con una sonrisa y con lágrimas,
lloró porque el amor de
su vida estuvo con él.