Maldije a la lluvia que, azotando mi
techo, no me dejaba dormir.
Maldije al viento que me robaba
las flores de mis jardines.
Pero tú llegaste y alabé a la lluvia.
La alabé cuando te quitaste la túnica
empapada.
Pero tú llegaste y alabé al viento, lo
alabé porque apagó la lámpara.
Wu Kieng
(Poesía china - Siglo XIX)