El sentir como el mundo nos estalla mientras
sigues hincando la aguja en la muñeca vudú del pasado,
mientras, sigues jugando a destajo en tu ombligo.
El caos de otra vez ser el blanco de la mirada lasciva del poder que te aplasta la mano,
que te aprisiona en simulacro de abrazo.
De haber plantado bandera en arenas movedizas
con la plena convicción de estar por fin estable.
De haber puesto la vara tan alta con tal de
seguir contando pasos fronterizos ya cruzados,
sin objeto alguno al que echarle la culpa por la distancia
El caos soy yo otra vez acechando el espejo,
con puñales en la mirada listos para ser clavados
sobre mi pecho al descubierto.
Soy yo creyendo una vez más en tu dedo acusador,
es la niña que no ha aprendido aún a acariciar el miedo
y simplemente dejarse ser, sin inmolarse en el proceso.