Te conocí un día cualquiera
Conspiraba la tarde con un sol desfalleciente
Las deshilachada nubes
Con tonos pastel lo recubrian
Pasaste tú vistiendo de colores
Verde pálido era tu blusa
Azul marino la amplia falda
Palo de rosa tus carnosos labios
Pero nada amor, nada tan ámbar como tus ojos
De qué artes te valiste ángel o demonio
Que tan impactado me dejaste?
Todo lo que era y lo que seré
En tu mirada y tu sonrisa yo cabía
De qué artes te valiste ángel o demonio
Para dejarme de ti prendado?
Yo que en magia no creía
Tus gráciles cotoneos la desprendían
Te conocí y más no quise alejarme
Era yo ese sol desfalleciente
Que tú presencia recubrió
Con nubes encendidas.de colores
Tanto miedo tenía de perderte
Que desde entonces te seguí a todas partes
Através de esos labios conocí la dicha
Bajo esa falda tan azul yo navegaba
Y el ámbar, ámbar precioso de tus ojos
Eran un tesoro que cada día enriquecía
De qué artes te valiste ángel o demonio
Que no podía pensar más que en adorarte?
De tus labios salían mariposas
En tus ojos ay!, en las noches
Ardientes brasas para inmolarme
Debajo de tu blusa recorrí
Las comas de la gloria
Debajo de esa falda hallé el clímax, la victoria
Tanto miedo tenía de perderte
Que en tu pecho me dormía
Para asegurarme de que tu corazón aún latía
Tanto
Que con mi mano sellaba la flor Castilla
De tus labios
Para sentir tu aliento tibio sobre ella
De qué artes te valiste ángel o demonio
Para que tú partida haya destrozado mi existencia?
Para que esas nubes se hayan tornado nubarrones?
Por qué te llevaste tu magia, tu mar, tu ámbar y tu rosa?
Sin ti nada me queda ya por explorar
Tanto miedo tenía de perderte
Que al oír tus pasos supe que venías a despedirte
Escuché el siseo de tu falda que ahogaba mi garganta
Sentí tus labios carnosos besándome delicados en la nuca
Mientras mi cuerpo en migajas se deshacía
Recuerdo bien el día de tu encuentro
Pero me persigue la noche de tu ocaso
Es perpetua, tenebrosa y tan gélida
Como la tumba donde dicen que descansas
No quiero el consuelo de mortales!
No quiero alegrías efímeras ni banales
De éste mundo profano y decadente!
Yo quiero morir como ese sol desfalleciente por la tarde!
Para que vengas tú a recubrirme nuevamente de colores