Lourdes Aguilar

ÁNGEL O DEMONIO

Te conocí un día cualquiera

Conspiraba la tarde con un sol desfalleciente

Las deshilachada nubes 

Con tonos pastel lo recubrian

Pasaste tú vistiendo de colores

Verde pálido era tu blusa

Azul marino la amplia falda

Palo de rosa tus carnosos labios

Pero nada amor, nada tan ámbar como tus ojos

 

De qué artes te valiste ángel o demonio

Que tan impactado me dejaste?

Todo lo que era y lo que seré

En tu mirada y tu sonrisa yo cabía

 

De qué artes te valiste ángel o demonio

Para dejarme de ti prendado?

Yo que en magia no creía

Tus gráciles cotoneos la desprendían

Te conocí y más no quise alejarme

Era yo ese sol desfalleciente

Que tú presencia recubrió

Con nubes encendidas.de colores

 

Tanto miedo tenía de perderte

Que desde entonces te seguí a todas partes

Através de esos labios conocí la dicha

Bajo esa falda tan azul yo navegaba

Y el ámbar, ámbar precioso de tus ojos

Eran un tesoro que cada día enriquecía

 

De qué artes te valiste ángel o demonio

Que no podía pensar más que en adorarte?

De tus labios salían mariposas

En tus ojos ay!, en las noches

Ardientes brasas para inmolarme

Debajo de tu blusa recorrí

Las comas de la gloria

Debajo de esa falda hallé el clímax, la victoria

 

Tanto miedo tenía de perderte

Que en tu pecho me dormía

Para asegurarme de que tu corazón aún latía

Tanto

Que con mi mano sellaba la flor Castilla 

De tus labios

Para sentir tu aliento tibio sobre ella

 

De qué artes te valiste ángel o demonio

Para que tú partida haya destrozado mi existencia?

Para que esas nubes se hayan tornado nubarrones?

Por qué te llevaste tu magia, tu mar, tu ámbar y tu rosa?

Sin ti nada me queda ya por explorar

 

Tanto miedo tenía de perderte

Que al oír tus pasos supe que venías a despedirte

Escuché el siseo de tu falda  que ahogaba mi garganta

Sentí tus labios carnosos besándome delicados en la nuca

Mientras mi cuerpo en migajas se deshacía

 

Recuerdo bien el día de tu encuentro

Pero me persigue la noche de tu ocaso

Es perpetua, tenebrosa y tan gélida

Como la tumba donde dicen que descansas

No quiero el consuelo de mortales!

No quiero alegrías efímeras ni banales

De éste mundo profano y decadente!

Yo quiero morir como ese sol desfalleciente por la tarde!

Para que vengas tú a recubrirme nuevamente de colores