Y es en medio de la oscuridad donde puedes notar que estás solo.
Que el silencio es el único que te acompaña.
No tienes ni un mensaje en tu celular de la persona que esperas.
Las canciones de tu lista ya dejaron de sonar.
Miras otra vez la hora y no ha pasado más que un minuto desde la última vez.
Piensas una y otra vez en lo que fue tu día y lo que será mañana.
Apagas tu celular y tus ojos se topan con la oscuridad y conversan.
Y no piensas en nada.
Sólo negro.
Sabes que estás despierto porque no estás soñando.
Deseas poder dormir y que amanezca pero la luna aún no desea irse.
Te das cuenta que será una noche larga.
Te sientas en tu cama y tratas de recordar algo bueno, nada.
No hay nadie con quien puedas hablar, todos duermen.
Ante la soledad quieres llorar y lo haces pero tus lágrimas no salen.
Ya no hay.
Oyes el sonido del viento moviendo los árboles y deseas estar afuera.
Está helado.
Sientes la brisa y abres tu ventana pero el viento no mueve tu cabello.
Enciendes tu celular y miras la hora, no ha pasado ni un minuto desde la última vez que la viste.
Tratas de dormir y no puedes cerrar tus ojos.
La luz de la luna entra por la ventana y no puedes ver tu reflejo, nada.
Sólo negro.
Ya no puedes pensar en un mañana.
Porque no vives.
El frío ha colado hasta tus huesos y ya tu piel ha perdido la calidez de la vida.
Haz tenido una última oportunidad de ver tu habitación porque ya es tiempo de que la luna se vaya.
Al salir al sol regresarás a donde no hay oscuridad sino solamente luz.
Y finalmente dejas de ser negro y nada.