En espera de un respiro o de una calma a mi alma,
más por dentro me invade el sentimiento del fuego,
algo rojo ceniza, que cambia a rojo oscuro,
en pos de una invasión de pensamientos,
más un consejo que pasa como una imagen,
lo cual no calma mi alma,
y la paciencia que falta al momento de lo que ya esta hecho.
Luego queda el sentimiento de culpa,
que se transforma en arrepentimiento,
que no deja de invadir como imágenes de repetición en la mente,
y en la espera del perdón.