Sentir la melodía del viento
que se arropa entre mis manos
es como sentir el aroma de tu nostalgia
el haber bebido del néctar de tu cuerpo
es sentir el aletear de un gorrión herido,
que se lamenta por no saber el camino del regreso
del regreso del amor, del vivir por tu respirar
del éxtasis de tus besos que ya me saben
a recuerdos, a olvido, a una tenue llovizna
que apenas me envuelve, para humedecer
las aureolas del sol que esta llena de lágrimas
por la falta del brillo en tus pupilas.
La ternura frágil de la luna que mira
escondida tras las nubes de tus lamentos
que hará llover hormigas de fuego
que pondrá cicatrices a tu herido corazón.
Beatriz Fernández