YO CLAUDIO

AQUELLA NOCHE.

 

Aquella noche blanca y pura,

miraba triste la niña maría.

En su ventana su hermosura,

que solo en ella se veía.

Se veía estar en su costura,

como hilos de oro su pelo movía.

Sus ojos pendientes al paño,

no le importaba de quien era el daño.

 

No la dejéis salir al campo sola,

sin conocer la huella que a de seguir.

Solo lleva un abrigo de cola,

después no sabrá como venir.

La chiquilla nunca dice hola,

no sabe ni siquiera a donde ir.

Cansada de trabajar en casa,

quisiera ella pasear en una plaza.

 

En medio del campo cruzaba un río,

trayendo alegría en sus peces.

Sin importar una mañana de frío,

buscando entre los árboles los nueces.

Bajaba quebradas y montes sombríos,

en la cabaña un niño se mece.

Sigue solo el camino que Dios le da,

sin arrepiento alguno, que mas da.

 

Cuando todo María halla cambiado,

te prometo el cielo y la tierra.

No me importa si solo me eh quedado,

cantado eh de ir por la sierra. 

Como un vagabundo desolado,

sin importar una vida perra.

Mi vida sin ti será desgraciada,

mi vida sin ti quedará tirada.

 

El llanto en la vida es un fracaso,

la pena del hombre es la muerte.

Tu pena se la lleve el sol en el acaso,

dejando tu soledad a orillas del fuerte.

No dejes el cuello apriete un laso,

sigue tu camino paso a paso.

Cambiarás el tiempo que as perdido,

sin saber lo que aquí as vivido.

 

Las hojas del árbol sufren en su tono,

su nacer en primavera las embellece.

Los ojos de María buscan su entono,

olvidando la costura que le crece.

Su tristeza es como capa de ozono,

que siendo joven y bonita no merece.

Valla el tiempo la vida le a quitado,

no me dejes sola y sin un amado.

 

Todo aquello que os eh dejado,

lo guardo con cuidado y recelo.

Son mis ojos pardos que eh guardado,

para no perderlos en el azul del cielo.

La costura que de ti eh llevado,

la llevo con amor e incluye un velo.

Por si algo faltase querido amigo,

toma mi mano y camina conmigo.

 

La costura ya se ah terminado,

con hilos de oro de sus cabellos.

Sus manos frías ya se han cansado,

el traje fino que le ah quedado bello.

Bueno niña dormida te as quedado,

sueña que pronto llegará tu plebeyo.

Tus rízos de oro de ti se han perdido, 

mi dulce María yo no te olvido.