Ni atractivo
ni suficiente.
Más bien, malnacido
y malviviente.
Pese a conocer mi destino,
quisiera verte.
¿Qué tan jodida está mi mente?
Quisiera comerte,
sin detenerme.
Un ratito,
te lo suplico;
¡Dios sabe cuánto lo necesito!
Pero…
desearía aún más tu cariño,
que me llenaras de besitos,
dulces,
tiernos,
chiquitos,
y de vez en cuando...
con algo atrevido.