Ahora es momento de llorar,
de derramar lágrima por lágrima
aquel beso que se hizo mares,
y que ahora es un mero espejo borroso.
Te quiero dar un beso, acariciarte,
pero se me olvida que estamos en guerra,
que si te doy un beso, mis labios te contagian de soledad,
apenas una caricia en la cara.
Antes éramos como ríos yendo hacia un mismo mar.
Ahora ese mar está contaminada.
Somos tumbas sin cadáveres,
dura por dentro, pero hueco por fuera.
Nunca sabremos si nuestro respirar es el último,
si nuestra mirada se apagará juntos,
o separados.
Las calles están lánguidas,
huelo a muerte entre las baldosas que piso,
a sangre intoxicada entre nuestro aire impuro.
Cada día miro a través de la ventana,
esperando encontrar a aquella enfermedad,
no sé si estás ahí, o si te fuiste y volverás,
y es que el aire es nuestro enemigo.
Imagínate no respirar bajo un techo de estrellas,
no respirar bajo un manto color azúl.
Imagínate desaparecer y no volver,
por la culpa del profundo respiro.
Te escucho toser,
siento tu respirar dificultoso,
y tus cuatro grados más en tu cuerpo.
...Tus ojos cansados y tu sonrisa felíz
diciendo «Volveré...»,
Y yo creyendo no estar viviendo,
solo soñando con una desagradable pesadilla.