En pie, aunque en cama estemos postrados,
En pie, juntos hemos de dar batalla,
En pie, aunque solos nos creamos,
Porque solo en pie se vence y se gana.
En pie, tú conmigo, y yo a tu lado,
En pie, ¡es hora!, presentemos cara,
En pie, la vista al frente, mano a mano,
En pie, luchemos con la cabeza alta.
En pie, amigo, aquí está mi brazo,
En pie, que aquí nadie sobra ni falta,
En pie, no hay lugar a ir cabizbajo,
En pie, contra todas las amenazas.
En pie, tú y yo, todos ¡vamos, vamos!
En pie, hombro con hombro, alma con alma,
En pie, ¡diremos no! Nos rebelamos,
Porque tan solo en pie existe esperanza.
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Si eres paciente contagiado por el COVID-19, o estás aislado en la incertidumbre por saber si lo padeces, o si eres familiar o amigo o cercano a cualquiera que esté sufriendo por esta pandemia en carne y en alma, desde este pequeño rincón de Internet dedicado a la literatura quiero que sepáis que os siento dentro de mí como si fueseis mi propia familia y mi propio amigo, sin distinción, con todo el dolor, toda la rabia, pero también con todas las ganas y esperanzas por veros en pie plantando cara a la adversidad, de nuevo caminando por las calles de nuestra ciudad, veros aunque no os conozca otra vez junto a mí esperando un metro, un tren o un autobús, en un paso de cebra, comiendo juntos en el mismo restaurante aunque en distintas mesas, allí donde siempre nos encontramos sin saber quiénes somos, unos al lado de los otros. Quiero que volvamos a estar juntos en las plazas, en los parques y en sus bancos, ver juntos la siguiente película de estreno en la misma sala y en la misma sesión, sentados en butacas contiguas aunque no sepamos nuestros nombres. No quiero que vuestra butaca quede vacía la siguiente vez que vaya al teatro, quiero cederos el asiento la próxima ocasión que nos crucemos en algún transporte, o simplemente franquearos el paso ante una puerta y sostenerla para que paséis y os pueda contestar un no hay de qué y es un placer, porque lo será, a vuestro agradecimiento. Creedme, por nada del mundo quiero que nos arrebaten la oportunidad de algún día conocernos, quién sabe cómo ni cuándo, o incluso si nunca lo hacemos. Esa sola oportunidad es lo que me une a vosotros y sentir vuestro dolor como mi dolor, y querer que sintáis mi apoyo y recibáis mis mejores deseos. Si eres, personal médico, de enfermería, auxiliar, celador, personal de limpieza o conserjería, funcionario policial, militar, personal de cocina, repartidor de comida, trabajador en un supermercado, trabajas en una lavandería, cuidas personas mayores o enfermos, desempeñas tu labor en una residencia de ancianos, eres voluntario, estás en un comedor social o en un albergue... y si en general el trabajo o voluntariado que realizas en nuestra sociedad tiene una relación directa con la lucha para paliar los padecimientos y estragos que el COVID-19 está provocando, aun a riesgo de estar expuesto a contagio y aun a riesgo de tu propia vida y la de los tuyos. ¡Gracias! ¡De corazón!