Eduh Siqueiros

Es el comienzo de la vida

Se va pero no se va,
mas no dejes que se aleje
aprisionándole en tu corazón,
porque los entes mueren
cuando el olvido los inhuma,
conserva en tu alma la hoguera
y que jamás la llama se consuma…

Grato es el embeleso que apremia
al merecedor de tanta dicha,
en verdad... ¿que hay mejor?
nada más sublime que sosegarse
sobre la extensión de la meseta
que de delicias está llena,
el éxtasis en momentos para rodar
sobre las llanuras desde los alcores
que en su elevación seducen
hasta desembocar en la morada
de la selva donde el regocijo aguarda.

Mujer, cuando tu alma se encuentre en mí,
por fin el desierto de tu interior
se trocará en mares, sin disfraces,
y en la lobreguez de tus noches lloverán
aves que reciten una rapsodia
a tus oídos… yo te diré gracias,
por inundarnos juntos en esa paz,
y por exiliar las penas que no retornarán…
y ya alejados del monstruo que nos odia,
sabré bien que vivo en ti.

Caballero con mejor gracia, que mereces,
sin merecer tanta complacencia,
que a pesar de que en idilios
causaste fastidios en la concordia
a la dama que hoy su cariño te refrenda,
ella vuelve a ti, y te solicita como aliado,
por lo ingente del amor que en su alma duerme,
mas aprenderás esta vez que no se hace
lo que realizado ya está y hoy mereces
sin merecer -de ella- esta oportunidad.

Malaventurado es el varón
que enceguecido va siguiendo la invitación de su fogosidad,
mordazmente se envenena en banalidades,
siendo que acaso efímeramente la vida se le escapa…
ignora las exhortaciones de los que lo aman,
y se mata, y mata, sin tregua ni ocasiones
de revivificarse hasta que la vida se le acabe.

Mariposa, mariposita eres hermosa,
aprisionada yaces en las redes de una tejedora,
de la aniquiladora y guerrera
que homicida es aunque ya la oportunidad de liberarte te ofrece,
con tal que jamás te rindas…
sabe que: ¡eres triunfadora!

¡No tengas miedo, que es el comienzo de la vida!

Hazañas con proyectiles de versos,
de guerreros que son los defensores del amor,
erradicando enemigos, esos los malévolos,
y sanando las causas del sufrimiento.

Predicadores con melodías
que luminosas en el cielo armonizan,
con mensajes de dichas y satisfacciones;
frases que a los vacíos de corazones llenan.

Islas con molinos que agitan aires,
repletos de sentimientos, en conformidad con los pueriles,
llenando a los mares de pensamientos
de pureza, los que son inocentes, bellos y tiernos.

Esferas que se elevan iluminando cielos
con esperanzas de paz para la tierra,
alimentando la fe y las intenciones
de que es posible vivir sin agresiones.