Por favor, no debes buscar a alguien más, estoy aquí para colmarte de satisfacción. Me tienes junto y te tengo para amarte en ocasiones esporádicas, cuando la insensatez nos alienta a dejarnos vencer.
No busques en mí un mínimo desliz, pues caerás en cuenta de la moralidad que me forjó al crecer. Más podrás obtener una escucha leal y quizás también, una palabra que te haga reír, un recado anotado que te hará revivir cuando amaste por primera vez, a aquel viejo amor.
Y una palabra dicha por un niño nos logra enternecer, pero mi mayor debilidad, quien me hace caer, vulnerable al persistir, si te busco es un placer para mí, eres la razón, cual me hace rendir.
En un viaje a la inmensidad, nos llevan las olas a la oscuridad. Nos abrigan las estrellas y la iluminación lunar reflejada en el mar, me recuerda nuestra unión espiritual. Las puestas de sol, su singularidad, pierden importancia cuando se trata de mirar las maravillas de la naturaleza que te envuelven en belleza y me obligan a suspirar.
Si he de ceder el tiempo a la lluvia, qué me permita escuchar todas esas palabras que a un árbol muerto decidiste confiar. Y así entonces, escribas en mi mente historias perpetuas que jamás yo quiera olvidar.