De vez en cuando
miro a lo lejos,
escucho al aire,
te busco a ti...
Pero el silencio
es la respuesta
que la distancia
me manda a mi...
Tomo una foto
y me sonrío,
es la que estamos
en un jardín...
Aquella tarde
fuimos felices,
y sonreímos
sin un desliz...
Pero el destino,
no tiene rumbo,
va por los mares,
como un delfín...
Y le seguimos,
mi mariposa,
con nuestros sueños
de azul y añil...
Y conseguimos
trazar dos versos
en un poema
de rosa y gris...
Y le escribimos
y le adornamos,
en el cuaderno,
con frenesí...
Y ahora que estamos
ya más tranquilos,
ambos buscamos
la flor de lis...
Ese suspiro
que sabe a poco,
y dan los niños
al sonreír...
Por eso miras,
(y yo te miro),
como buscando
cierto violín...
Aquel que entone
valses y bailes
que nos transporten
en bergantín...
Para ser libres,
volar muy alto
y, desde el cielo,
pronto escribir...
Y hacerlo, siempre,
con la sonrisa,
y, en un susurro,
de ti a mi...
Rafael Sánchez Ortega ©
13/02/20