Margarita García Alonso

Se han apagado

Se han apagado

mil poetas en exilio,

una tragedia evitable

causada por exceso

de codicia en fulanito.

 

Sobre el cementerio,

la procesión de doblones

exhibe un lys royal

en la oreja.

 

Como siempre,

es hermosa la venganza

 

en un texto sagrado

 

recuerdo el nacimiento,

la puta madre y

la falsa épica de la isla

mientras la brisa

dispersa al enemigo.

 

Tiene sentido

la incongruencia,

la guerra se extiende

a mundos dispares.

Apenas una deuda

con el saber

de poca utilidad

de mis abuelos.

 

La rabia, en apariencia,

disuelve malestar

en colectivo simbólico.

 

Cierta disciplina

en mi fracaso

flota como tela

de propaganda,

 

mi personaje interactúa

con ficciones

de la misma historia,

del mismo modo

el horror expedienta

sobre una servilleta menstrual y

modifica mi corpus.

 

Me detengo

para que pasen,

respiro: el enemigo

es menos verdad

que la selfie

del muchacho muerto.

 

No debería

hablar de los abuelos,

he tecleado

ideas perturbadoras

para el perezoso

en marketing político que

destruye la casa.

 

 

del cuaderno Punto, Editions Hoy no he visto el Paraíso, 2018

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