Kinmaya

Besos de Miel

Respiro tu cuerpo,

en un soneto frágil,

 suave, inspirado, bello y único.

 

Eres el espacio que brilla,

 la piel que desnuda los versos, 

el rubor que esconden los milagros.

 

Respiro tus palabras más tenues,

mudas palabras colgadas de tus labios,

y si no emites palabras,

de tus mudos sonidos he de beber.

 

La distancia entre tu alma y la mía,

es como una voz que se pierde,

en un corazón que siempre te escucha,

un corazón perdidamente enamorado.

 

Cuando besamos corazones,

 los labios tiemblan,

 y la miel cae gota a gota,

llegando al fondo mismo del alma.