Mariol

EL ARTE DE LA AÑORANZA

En esta intimidad asfixiante,

en esta soledad impuesta,

en estos días de silencios,

de miradas esquivas,

de horas vacías,

de caminos no transitados,

de encuentros aplazados,

la añoranza encuentra su lugar,

y nos invita a abrir puertas adentro,

a mirar lo que no habíamos visto,

a invertir prioridades,

a desaprender de urgencias,

a recuperar los pequeños grandes momentos,

aquellos que habían quedado desdibujados

 y que ahora con un suave pincel

vamos trazando,

tímidamente saboreando,

esperando completar la obra,

con el renovado arte

de quien reaprende lo olvidado,

reencuentra lo perdido,

atesora  lo vivido.