Mi gran sueño siempre me atemorizó.
Porque lo añoré caminando la montaña,
Lo suspiré al ver oscurecer el cielo
Al ver caer las gotas de la ducha en la mañana.
Un deseo que me transforma,
En el lugar favorito
Que de niño buscaba,
El mal camino de un adulto.
Ya no hay nada que me conmueva,
La muerte de mis ancestros,
El asesinato sin justificación alguna,
La patada y el escupitajo al cariño,
El mundo cayéndose en la pandemia
Este gran miedo y desdén,
Es la tranquilidad que hay en mi ser,
Que simbolizo con una fría piedra,
Una que sirve de cama al alacrán,
Siento que nada me puede dañar,
Porque en esta búsqueda maldita,
De quién soy, y lo que mis ojos ven,
Me he perdido, y he perdido.
El dolor, la alegría y la tristeza,
Eran como el viento en la montaña,
La melancolía, el sarcasmo y la Ironía,
Eran las nubes que me tapaban las estrellas.
Ahora esto que hay dentro de mí,
Es el eco de mi ducha,
El vació del universo,
La soledad en la montaña,
Ya no hay nada.
Absolutamente nada.
Solo un piedra
Que se enfría
mientras cae la noche en la montaña.