Hermosura en efecto del vaivén, en el que te percibo,
por ratos sin duda de repente en arrebato te vas
y en retorno avasalladoramente te vienes,
y es tan sublime poderte sentir en crecimiento,
haciéndome sentir vivo
hasta explotar por tus vaivenes.
Dos almas que deseosas en el edén
con avidez se conectan siendo sublimes entre ambos,
esperando a consumar su tentación en un beso,
mordisqueando juntos lo febril de la manzana
y en la devoción de la entrega mutuamente gozan
en un acto de amor unificando sus células
y probando las cualidades de los trascendentales.
Pensarte le hace bien a mi alma,
que puedo crear con pensarte
todo aquello que aún nos falta,
que de este modo más te aspiro
y materializo los sueños en realidad,
así puedes arribar a mi interior
-sin que lo disfraces de falsedad-
y así podemos viajar más a allá
a un cielo de infinitud en la benevolencia
y amarnos sin iniquidad.