El plagio
Es del intelecto el recurso más bajo
Realizado por minusválidas mentalidades
De desnutridas oquedades neuronales.
Y a su vez es el homenaje más notorio del obsecante,
Cuando alimentasen de impropios gajos hurtados.
Infracción ordinaria hacia genuinos autores
Que tan solo es muestra evidente
De sus hostiles atracciones adversas
Y manifiesto de cúspides ineptitudes envidiosas,
Cometida por saturninos seres carentes.
Que hacen de corifeo en ópera ajena,
Representan títeres que jamás anfitrionan,
El decorado fútil de sus réplicadas obras,
Comiendo migajas de cornucopias,
Son el extra de su minúscula existencia.
Mis escritos son descubrimientos
O experiencias de mi vida
Y mi vida no son las piezas
De tetris para que armen
Los muros de sus inexistencias.
No crean, emulan
Aun así frente a la veracidad
Autenticidad no simulan
Por mucho que intentan
Las fechas los fichan y delatan.
Insanables cleptómanos de ideas,
De la sublime y noble elocuencia
Son enfermos terminales.
Imitadores que para no perder
Del prójimo su encanto risueño
Enjaulan al ave y guardan el canto.
Los plagiadores matan a los soñadores
Para adueñarse de sus sueños.
JULIETA IALLORENZI
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