Quisiera decirte muchas cosas,
Tantas que quisiera que el tiempo se detuviera,
Que deseo transeúnte en tu camino sin decirte palabras,
Solo llamarnos con la mirada en un mismo punto,
Como una muestra del resplandor de tus pupilas,
¿Y tú de las mías?
Dentro de ellas se ve un pequeño universo,
Lleno de meteoros, estrellas y galaxias;
Cuerpos de luz, con materia transformable,
De ellos resplandecen tu aura llena de bondad,
Aspiran admirarte con ternura.
Cercenar la distancia que hay entre tú y yo sin tenernos pena,
Sortilegio de tus actos, tus diminutas sonrisas, tus actitudes,
En efecto, todo lo que te hace ser quién eres.
A pensar que somos dos mundos distintos en pensamiento,
Y no pueda tenerte un rato conmigo,
El añorar tenerte a solas en donde pueda abrazarte,
Darte caricias que te llenen el ama, que no te hagan sentir solo,
Que te resuenen de lo bello que es sentirse vivo,
Mientras te receto poemas y acurrucarte entre mis piernas,
Por unos minutos, unos milisegundos,
Disfrutar de la suavidad de tu piel y tu aroma,
Instarte en una noche serena un poco de tu intimidad para un momento,
Una velada de placer que me excite por dentro y me embuta de tú armonía,
Al tenerte tan cercas del tacto,
Suena compulsivo, suena acosador,
En cambio, añorar de nuevo, tenerte a solas en donde pueda abrazarte,
Y permanecer en lapso de tiempo contigo,
Para darte un beso y verte sonrojado,
Saciar cada rincón tuyo hasta hacerte tiritar,
Tenerte en tus cinco sentidos y ver que el mundo no es infante,
Cuando estoy soñando contigo.