Gota de sangre llovida del Cielo
flecha clavada en la diana invernal
amor que abrasa candente a las nieves
sin contención;
te hundes entera y serena
Pero no morirá,
no moriras
dejarás nuevo camino marcado
de nidos futuros de otra semilla
que ahora son verdes
que son por nacer
Del despegarte entre brillos otoñales,
tus eternos vapores ondulados
arropados por el dulce hálito del Ser,
nace un fuego en frescuras indecibles
que radia meciendo el sabio legado
Mezclándote entre vientos y neblinas
serás el latido cósmico del Om
ahora eres como el cálido verano
eres gota, la espina de la rosa
eres la luna
y el canto del ruiseñor
Gota evaporada,
has llegado.
Rompe el nuevo cascarón