Quien diría que tanto poder,
Se encontrase en la playa,
No en el mar, en las mujeres,
Que con sus miradas y caminar,
Uno a uno conquistando van.
Las vi en la orilla,
Maravilladas por un fruto de mar,
Luego quise hablarles,
Cual ángeles aparecían,
Sin ningún aviso;
Pero cuando uno las busca,
En la nada desaparecen.
Oh, sonrisas que me cautivan
Oh, ángeles endemoniados,
Oh, mujeres en el mar.