Madrugada #1.
Suenan fuertemente los decibeles del silencio. Hoy, como nunca antes, el mundo me ha parecido más triste y hostil que de costumbre. He vuelto a escribir atrincherado en la profunda oscuridad de la noche. He vuelto a batallar contra la ansiedad de ver la hoja en blanco, contra la rabia de ver cómo pasan los minutos y no escribir nada. Hoy nuevamente mi pequeño corazón ha vuelto a navegar sobre una antigua soledad inhóspita, naufraga en lo profundo de la nada absoluta, como quien camina de la mano con una agonía infinita. Porque sí, la palabra “agonía” es la forma más breve en la que se puede resumir mi existencia. Un dolor perpetuo, incontrolable, insostenible, uno que se está obligado a cargar por decisiones arbitrarias del azar del destino, uno que está clavado en cada respiración y en cada átomo. Una angustia que araña con cada paso que se da, una amargura que dispara lagrimas cada vez que te pienso, Cada vez que me siento solo, cada vez que La soledad que me acompaña está a punto de matarme. Hoy, en una madrugada fría, siento que hasta la poesía me ha dejado de lado. Ya no existen versos que saquen completamente todo lo que se guarda.. Todo lo que he creado es un simple parafraseo barato y miserable que no satisface ningún deseo de expresión. No tengo nada más que un corazón doliente que no puede ser sanado, una tristeza indescriptible que no puede convertirse en letras y morir en el papel. No tengo nada más que las ganas de volver a tener una sonrisa sincera. Recorro el universo buscando alguna razón para seguir recorriéndolo. Pero no encuentro nada. Cierro mis parpados, recorro mis pensamientos, intento hallar algo dentro de ellos. Pero siempre resulta en lo mismo, hasta el momento, sigo encontrando un pozo sin fondo. Un oscuro lugar donde el eco de las palabras resuenan como melodías, un paisaje silencioso donde la melancolía se mezcla con la brisa, un cementerio donde metáforas muertas se arrastran hasta encontrar una tumba, un lugar donde toda la definición de “nostalgia” se puede definir por un “tú”, es decir: poesía en su máxima expresión.