Cuando uno se vuelve viejo
arrugas Hay en el rostro,
El caminar se hace lento
Y el apetito muy poco.
Hay cansancio en todo el cuerpo,
La vista se va apagando,
Se va perdiendo el oído.
La tierra nos va llamando.
Platicamos con los muertos
Que nos visitan de noche,
con el corazón abierto
conversamos sin reproche.
Un montón de medicinas,
Pastillas y cucharadas,
Una, para la presión,
Otra, para la memoria,
Que, para bajar la azúcar,
No olviden la de la próstata.
Ya toleramos muy poco
A los nietos y visitas,
Lo ven a uno como loco
Con murmullos y risitas.
Nos volvemos una carga
Para todos nuestros hijos,
Ellos traman en secreto
Remitirnos a un asilo.
Y el alemán nos asecha
En esa bola de achaques,
Cual cazador a su presa
No da tregua en sus ataques.
Y la demencia senil
Poco a poco va acabando
Con todos nuestros recuerdos,
De tal modo que parece
Que la muerte va llegando
despacito a nuestra vida
Y así despacio se lleva,
Conmigo estarán de acuerdo,
Primero nuestra memoria,
¿y sin memoria qué somos?
Los recuerdos son la vida,
Sin ella no somos nada.
Cuando ya ni eso tenemos…
Es el fin de la jornada.