Soñé que renacía
de un tiempo ya olvidado
aquel joven que podía
navegar en mar picado.
:
Bastaba sólo un pasillo
y un minuto con ella a solas;
un instante de inspiración
y una mirada…y todas las manos, todas.
Respirar su aliento y sus suspiros
era cuestión de sólida confianza
y sentir que falta oxígeno en el aire
(el imperceptible jadeo de la acechanza).
Se cristaliza el segundo y éste,
a punto de romperse, suplica
que se cumpla lo prometido.
El beso, que llega adivinando
que sus labios se han hinchado.
Sus ojos, dedicados a no despertar
se inclinan suavemente
ante tan magnífico final.
Al contacto de ambos labios
explosiona el corazón,
se detienen los latidos,
cambia el aire,
por amor.