Esas voces que salen de mi mente,
Me hacen culpar…
Ese cuarto oscuro y abandonado.
En donde habitan cálidos murmullos,
Extrañas presencias,
Y en la luna de mi alma ya vacía.
Tan sólo, tan callado…
Tan atormentado de aquellos
Ecos que ahogan mi esencia.
Ecos de voces raras,
Y tan ermitañas;
Tan enojadas consigo mismas.
Pues con solo un suspiro
Dejan su energía…
De brutalidad incautada.
Y su ternura encantada,
Aquellos ecos
Que me matan.
Ecos que me absorben.