Aunados llegan etéreos recuerdos
de aquel tiempo ya prófugo y ausente,
cuando resbalé entre tu ardiente amor
se entrelazaron cuerpos con esmero.
Cesaron con el tiempo los destellos
de risas, alegrías y miradas,
ahora solo quedan las nostalgias
que nos unen detrás de los espejos.
A un fogoso pecho de vanos sueños
le hablaste de un amor que en ti no existe;
creí ser amado un puñal me has clavado,
bajo el fuego verás singular duelo.
Seré ocaso perenne sin regreso;
a amarnos me incitabas en tu reino,
ya soy otro exiliado de tu amor
sin una luz que ampare mis desvelos.
Hugo Blair M.
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