jorge enrique mantilla

Cuarentena de la pandemia

Cuarentena de la pandemia

 

Estoy enclaustrado, confinado en casa como reo y vil prisionero

Evitando con la cuarentena, que se propague y se contagie el prójimo y el aventurero

Pagando una condena en mi hogar, atendido como todo un señor y caballero

Homenaje al cuerpo médico, por su admirable labor, héroes sin medallas, ni sombrero

 

Arrestado y sin poder salir, pagando una culpa que no he cometido

El virus se extiende, como vendaval, que arrasa en seres permanecido

Es un castigo este presidio, de día y de noche, en un caos se ha convertido

Quisiera huir y perderme, pero la conciencia y las autoridades me han sorprendido

 

Este encierro es un castigo, a la sociedad de gritos y auxilios suplicantes

No cerraron las fronteras a tiempo y nos contagiaron sin querer, los visitantes

Esta pandemia no perdona, la vida se amenaza y se torna inquietante

Estar encerrado cambia el espíritu y palidece de ira el semblante

 

El riesgo es latente, perturba la existencia, la vida se torna angustiosa

Las revoluciones aumentan, los controles son estrictos, la policía es rigurosa

La imagen se deteriora, la monotonía se vuelve tediosa y pegajosa

Las noches son calurosas y las madrugadas frías y tenebrosas

 

Estar todo el día en el hogar, acerca la familia, aleja los quejidos, la nostalgia y la desazón

La ansiedad y la depresión atacan, enferman el alma y el corazón

Las discusiones aumentan, se acaba el tema, la cuarentena y el virus es la conversación

La situación, el trabajo, el estudio, la pandemia, los espantos alteran la condición

 

La cuarentena, protege a la humanidad del coronavirus, contaminantes peligrosos

Separa los contagiados, enfermos de ésta pandemia, que se esconde con miedos silenciosos

Reduce la propagación, aísla al sano de las fiebres y dolores de llantos dolorosos

El confinado, sufre la soledad del encierro, de gritos y quejidos, de pavores asombrosos

 

Vemos de cerca la muerte, con rostro siniestro, con atuendos y alaridos, desgajada

Se oscurece el horizonte, se llena de tinieblas y relámpagos, la noche silenciada

El coronavirus hiela la sangre, de entrañas escalofriantes, la persona enfermada

Enfrentamos un pánico aterrador, de gritos y llantos, de lágrimas amenazada

Las almas huyen despavoridas y atemorizadas, por el infinito de dolores, abandonadas

Algo hemos hecho, para sufrir esta pandemia, de muertes y sufrimientos, empezada

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga marzo 21-2020