Mis ojos pasan de un recuerdo a otro bajo la lluvia en un pueblo sitiado por una pandemia. El diluvio universal; aquellos 100 años de lluvia ininterrumpida . La humanidad flotando en una patera, donde eran rechazados los supervivientes en todos por puertos que encontraban buscando refugio. La plaga Antonina, una especie de sarampión que acabo con la vida del emperador romano Lucius Verus, matando en roma hasta 9.000 persona al día durante una buena temporada. Tardo tanto en atajarse, que se saldó con 5 millones de muertos, diezmando el ejercito romano y acelerando su caída. Por eso es normal que en Italia no guarden cuarentena, y la gente se reúna en hoteles de fiesta ante las cifras tan bajas de fallecidos ,en comparación, con el actual corona- virus que les afecta; o la peste negra, como vino se fue. Siendo la plaga más mortífera de la humanidad, con más de 200 millones de muertos.
El ocaso de la humanidad va a proseguir por muchos siglos, no hace falta una pandemia para certificarlo, ni que se acerque un meteorito como el que se está acercando peligrosamente, y donde ya hay muchos advirtiendo con ganas y entusiasmo saludándole desde las montañas con prismáticos :
– que ahora si, el final es seguro hermanos por aplastamiento. Que de esta no nos salvamos.
El final llegará una vez más en forma de excusa, para terminar lo que no tiene recorrido, y debe morir para renacer. Servirá para pedir disculpas de que Europa se hundió, no por sus malos políticos, sino por un virus que nadie vio y que no estaba previsto.
En esta ocasión, el ocaso de nuestra sociedad va a ser poco revolucionario, escasamente memorable. Nadie tiene las ganas, ni la voluntad, la personalidad, ni el coraje para ser un héroe de la revolución como Napoleón, o de la restauración como Luis XVIII. El Apocalipsis vendrá de forma semejante a como hemos sido nosotros. Un final planificado, calculado, ordenado. Sin ángeles trompeteros del Apocalipsis, que anuncien el fin de los días por la corrupción de la humanidad. -Exceptuando algún youtuber excéntrico con historial psiquiátrico- o alguna ministra mal acompañada de generales, guardia civiles, y médicos , resucitando a los ángeles exterminadores , no se sabe si del valle de los caídos, convirtiendo a todos los españoles en soldados, que deben luchar estando encerrados en sus casas como en un cuartel, no se sabe muy bien en que guerra. Pero eso si, estos ángeles son mucho más tolerantes que los que nos descubrió Buñuel , en su película “el Ángel Exterminador” , donde los protagonistas quedaron misteriosamente encerrados en una casa sin poder salir, sin que sepan la causa. La sensación del encierro, el miedo, la conocemos. Ahora que estamos encerrados y aterrorizados en nuestras casas ,48 millones de personas en este país, con una plaga de ángeles exterminadores sobre nuestras cabezas. Estos se han modernizado algo, y muestran sensibilidad animalista. Por lo menos nos dejan pasear con el perro, pero cerca, e ir a comprar. Ir a comprar será permitido hasta el último día en la tierra mientras todo se hunde para los de siempre, porque ya esta preparado el plan de renovación tras el Apocalipsis. Se llama Génesis 2021, el principio. Que tampoco es nuevo. Más pobres, más miseria, austericidio, asalto a la sanidad, a la educación, a los derechos fundamentales. Muchos supervivientes a la prisión, tras detectar en sus llamadas que no forman parte de lo nuevo.
Y es que en materia de Apocalipsis evolucionan como todas las cosas; ya no son los bíblicos, tan escandalosos y dramáticos, los actuales son más razonables, de hecho muchos ni se enteraran.
Angelillo de Uixó.